Me habría ido a la cama cuando estaba enferma, en lugar de pretender estar bien. Hubiera prendido la vela rosada esculpida, en lugar de dejarle al tiempo fundirla. Hubiera hablado menos y escuchado más.
Habría invitado mas amigos a cenar, aunque se ensuciara la alfombra y el sofá. Hubiera comido con mis hijos las palomas en mi cama, escuchándolos hablar. Me hubiera tomado el tiempo para escuchar a mi abuelo sobre su paseo de la juventud.
Hubiera compartido más las responsabilidades con mi marido.
me hubiera sentado más en el jardín, sin importarme las manchas. Hubiera llorado y reído menos delante de la televisión y más con la vida.
Nunca hubiera comprado adornos.
En lugar de querer que terminaran los nueve meses del embarazo, habría apreciado cada momento de la asombrosa vida que llevaba dentro de mi, que era la única oportunidad, para ayudar a Dios en un milagro.
Cuando mis hijos me sorprendieron con un beso, nunca hubiera dicho "Más tarde. Ahora, ve a lavarte para la cena!"
Hubiera dicho mas ¡Te amo!, que tantos: ¡Lo siento!
Le daría otra oportunidad a la vida, disfrutando cada instante, sin dejarlo pasar, dejaría de preocuparme por esas pequeñas cosas sin importancia. No me preocuparía que piensan los demás de mí, permitiéndome vivir cada día.
Y sobre todo, ¡Disfrutaría mas, a aquellos que me aman!