Fuí a visitar a mi hermanita, sus dos niños, de 7 y 3 años, buscaban afanosamente la atención de Pato mi hijo menor, los grandes hablaban elocuentemente contando las historias de sus juegos, el pequeño Iker solo repetía, da da da da Pato. Con que facilidad hablaban, con palabras rebuscadas que repetían de las películas, disfrutando de la tarde y la compañía.
Mas tarde, regresamos a casa y empecé a ver la película "El discurso del Rey", que trata de la inseguridad de Jorge VI, lo que le producía tartamudear.
Es incleíble como actos injustos hacia los niños pueden cambiar el futuro de los adultos, como un maestro que no hace "química" con un alumno, o le recuerda a alguien que le desagradaba, desquitándo sus traumas y conflictos con ese pequeño ser en desarrollo.
Jorge VI, Rey de Inglaterra, recordaba cada vez que hablaba a su niñera que lo pellizcaba haciéndolo llorar porque su preferido era su hermano David, lograba que sus padres cambiaran su percepción hacia él como una persona débil.
Quizás llegó a ser el Rey de Inglaterra, pero en su corazón solo recordaba ser el indefenso niño de 5 años que era atacado por su niñera, ni el poder, ni el dinero pueden contra lo que queda grabado en su pequeña mente.
Nosotros como padres, maestros, tios etc., recordemos que cada palabra que le digamos a ese niño, marcará lo que podrá ser de grande. La solución está en nosotros ¿Verdad?